La imaginación no sirve solo para pensar en cosas fantasiosas, historias imposibles, personajes inexistentes. Sirve también, o sobre todo, para pensar en las posibilidades reales, en lo que efectivamente puede o podría suceder.
Hoy hice un ejercicio: imaginé una situación que yo deseaba pero que en parte temía. Así pude crear el episodio y meterme tanto en él que llegué a sentir, de verdad, lo que podía sentir en esa situación. Lo curioso es que después de un par de horas, por pura casualidad, estuve a punto de vivirla en la realidad. Me rozó, por un pelo, y sentí exactamente lo que había previsto.
Hay emociones para las cuales no es posible prepararse adecuadamente. Sin embargo, el imaginar un específico tipo de situación te lleva a conocerte y a saber cómo manejar las emociones. No podrán ser eliminadas, por supuesto.
domingo, 20 de septiembre de 2009
Mujer precavida...
Parido por
Mariela De Marchi Moyano
a las
04:07
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
q asco de pagina si quieres publicar no publiques bobadas
ResponderBorrar