martes, 16 de enero de 2007

“Esta gestión política llevará al MAS al fracaso”

Tomado de La Razón:

José Antonio Quiroga es un intelectual de izquierda. Hace un diagnóstico de la gestión de gobierno. Identifica a una camarilla poderosa. Y advierte que el país está en las puertas de la confrontación o del autoritarismo.
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Un día después del enfrentamiento civil en Cochabamba que dejó dos muertos, el escritor y hombre de izquierda, José Antonio Quiroga, conversó con La Razón para analizar el nuevo episodio de la crisis política del país. Quiroga, un intelectual, estuvo muy cerca del actual Primer Mandatario. Lo acompañó en sus tiempos de líder cocalero, al punto que Morales quiso convertirlo en su candidato a la Vicepresidencia para las elecciones del 2002. Éste es el diálogo.

¿Encuentra una visión clara en el proyecto de cambio que impulsa el presidente Evo Morales?

A estas alturas distingo dos cosas claras. Uno, el MAS tiene una estrategia de poder, pero lo que no tiene es un proyecto nacional. En el discurso que el vicepresidente García Linera pronunció en Warisata, en septiembre pasado, dijo que el MAS había ganado el gobierno, pero que aún no tiene el poder. Y esto lo repite Evo Morales con mucha frecuencia. Y tener el poder, según García Linera, es tener todo el poder político, el económico y el simbólico. En ese discurso, dijo también que el sujeto histórico de este proyecto, son los pueblos indígenas. Es decir que todos los demás sectores sociales deben subordinarse a esa centralidad de lo indígena.

Lo que vemos en las últimas semanas es el despliegue de esta estrategia, ya en su fase ampliada. Han controlado la Corte Suprema de Justicia, ahora viene una campaña de hostigamiento a los prefectos, destinada a anularlos o sacarlos del cargo.

Hace un mes y medio, en un congreso o ampliado, el MAS desconoció las autonomías departamentales y la sustituyó por la autonomía indígena. Y la negativa de reconocer la legitimidad de la demanda autonómica ha llevado a un clima de confrontación en todo el país, que atraviesa horizontalmente a toda la sociedad boliviana.

¿Podría identificar las corrientes del MAS que se impusieron internamente para aplicar esa estrategia?

El MAS no es una organización democrática. No tolera procesos internos de deliberación. Eso lo sustituye con ampliados masivos que hace principalmente en el Chapare. Por ejemplo en la Constituyente no se admite disenso ni la deliberación interna.

¿Es decir que los ampliados que el MAS lleva adelante no tienen sentido?

Los ampliados en el MAS se hacen para convalidar la decisión a la que el jefe llegó con un pequeño grupo de colaboradores. Los principales decisores del Gobierno y del MAS no son masistas, son gente que se incorporó en la etapa última.

¿De quiénes está hablando?

Estoy hablando de Álvaro García Linera, de Juan Ramón Quintana, de Wálter Chávez, quien tiene una importancia enorme en este Gobierno. Por eso, en una oportunidad, lo llamaron el primer ministro de Evo Morales; también está Álex Contreras, en fin. Si se ven los registros del MAS, ninguno de ellos estaba antes de la campaña electoral del 2005, se han incorporado tardíamente, pero ese pequeño grupo toma las decisiones que luego son validadas por el ampliado. En los ampliados podría haber un matiz, pero se hace lo que dice el jefe.

El miércoles un dirigente sindical de Cochabamba declaró que el MAS estaba utilizando a los sectores sociales de Cochabamba. ¿Usted considera que los movimientos sociales son manipulados?

Este Gobierno se presenta como el de los movimientos sociales, pero eso no ocurre en los hechos. Éste es el gobierno de una pequeña camarilla que rodea a Evo Morales, es decir Morales y un pequeño grupo, que tiene una gran capacidad para movilizar ciertos sindicatos, y ciertos núcleos sociales, algunos de ellos muy numerosos. Sin embargo, no son todos los movimientos sociales, ni todos los sindicatos, ni todos los pueblos indígenas del país.

Pasará un tiempo para que en el movimiento popular se diferencien las posiciones favorables al partido de gobierno de las otras. Sin embargo, claramente la Central Obrera Boliviana no está adscrita a este proyecto, critica a Morales por no haber hecho la nacionalización de los hidrocarburos.

Sin embargo, ¿cómo entiende que los campesinos, los indígenas, las personas de sectores populares defiendan con pasión al Presidente?

Se sienten identificados con Evo Morales. Evo Morales es la más clara expresión del autoritarismo sindical, sin embargo, todos los sindicatos que apoyan al MAS se sienten muy representados, y, además, algunos sectores de etapas medias y muchísimos intelectuales. Hay una adscripción a este proceso, porque es lo más distinto al sistema de la democracia pactada y lo más próximo a un ideal de la izquierda de los 70, el de la Revolución Cubana, el del partido único del socialismo. Éste es el ideal de revolución que se obtiene por la lucha armada y en otros por la vía de las urnas.

El Presidente ha iniciado el año con señales políticas que parecen apuntar a que ha cambiado de rumbo, para determinar su proyecto político. ¿Realmente es así?

Claramente comenzamos con la aplicación de lo que el MAS decidió en su último congreso, que fue a fines del año pasado, y que Román Loayza la sintetizó en cuatro palabras: "Presión, presión, presión y presión". Y el punto de quiebre para esta decisión fue la realización de los cabildos a favor de la autonomía en cuatro departamentos, y posteriormente el cabildo de Cochabamba. Le han mostrado al MAS la dimensión que ha cobrado la oposición en las tierras bajas de Bolivia y en Cochabamba. Y Álvaro García la llamó "la nueva derecha".

El error más grave que ha cometido el MAS es hacer una campaña por el NO en el referéndum autonómico. Hoy, el MAS optó por desconocer las autonomías departamentales, y por imponerse a la "media luna", con el argumento de que si no lo hace, ellos van a terminar imponiéndose. Esta lógica no admite ningún pacto ni acuerdo. Es la teoría del empate catastrófico de la que hablaba Álvaro García; esta visión no es democrática, porque en la democrática nadie termina imponiéndose sobre nadie.

Este Gobierno quiere hacer toda la revolución en un año, eso no es viable ni razonable. Y toda esa idea de que la Asamblea debería ser originaria, autónoma, se vino abajo por obra del propio MAS que hizo incluir que la Asamblea era fundacional, la Constituyente depende del Poder Ejecutivo.

¿Es decir de ese grupo reducido de personas que maneja el Gobierno?

Claro. En la última reunión que tuvieron con Evo Morales, los asambleístas se quejaron de la intromisión de este grupo de 4 ó 5 personas en la Asamblea. Denunciaron claramente a Héctor Arce, pero Evo Morales hizo lo que siempre hace. Los acusó de ser agentes de Podemos, de Goni, o de la CIA. Por primera vez, un grupo grande de asambleístas le dijeron que no iban a tolerar más intromisiones del Poder Ejecutivo, pero el Presidente fue muy claro, les dijo que se va a hacer lo que él dice.

El autoritarismo llegó al momento más elevado. El MAS está yendo al control absoluto del poder, y va a tener una resistencia muy grande y creo que va a fracasar en el intento.

¿Usted cree que la estrategia que se ha manifestado esta semana estaba prevista así?

Han intentado quebrar lo que seguramente pensaban era el eslabón más débil. La idea en Cochabamba es sacar al Prefecto, porque no les cae bien, porque quiere hacer un referéndum sobre autonomías, lo que a mí me parece inoportuno. Yo habría esperado a que concluya la Asamblea, a que defina la autonomía y entonces habría hecho un nuevo referéndum nacional para ver si los departamentos en los que ganó el NO, quieren adscribirse al régimen autonómico. El proceso demostrará que la autonomía es favorable para todos.

Para el MAS, los prefectos no pueden durar porque no son del MAS. Ésa es una visión poco democrática. Esta gestión política gubernamental es lamentable y va a llevar al MAS hacia el fracaso estrepitoso y podría llevar al país a un enfrentamiento que no hemos visto jamás en la historia contemporánea del país.

¿Por qué dice que el proyecto del MAS podría fracasar?

Porque no hay salidas. El MAS plantea los conflictos sin margen para la negociación ni para los acuerdos. El MAS plantea los conflictos al punto de que cualquier retroceso suyo es una traición inaceptable para los sectores sociales que representa. Más aún, el Gobierno promueve la confrontación; eso no lo habíamos visto en ninguno de los gobiernos anteriores, tal vez sí en el gobierno del MNR en 1952.

¿Cree que el Gobierno avanza hacia un régimen totalitario?

Evo Morales quiere todo el poder, no le ha sido suficiente la mayoría abrumadora. Bolivia está en una situación económica sin precedentes, pero nunca la gestión política ha sido tan desacertada. En lugar de que este Gobierno sea el inicio de un nuevo ciclo estatal, podría convertirse en el último capítulo de la crisis de Estado que estamos viviendo desde el año 2000. Las cosas han llegado al punto en que la única salida es que o el MAS retroceda y dé un viraje de 180 grados en su visión política, o estamos en las puertas de una salida autoritaria.

Todo indica que estamos en el inicio de un periodo con un país más enfrentado…

Estamos ya en una crisis política. Lo que está en juego en Cochabamba es el destino del actual Gobierno, el del actual proceso de cambio. Es la opción por la vía de la confrontación revolucionaria. Creo que ya cruzamos la delgada línea roja. Esto podría llevarnos a una confrontación ampliada, a un golpe de Estado propiciado desde el Gobierno o en contra de él, a la fragmentación territorial o a la guerra civil.

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