sábado, 12 de septiembre de 2009

Silencio y paciencia

El arte de pasar todo el día sola y sin hablar con nadie. Me corrijo, casi nadie: el señor de la hemeroteca, mi ex en la reunión del kinder de María, mi madre que me llamó por teléfono. En total quince minutos (a lo sumo) de intercambios vocales. Claro, email en algún momento, poquísimo chat.
No es que sea desagradable, simplemente me falta la costumbre. No es que yo no sepa qué hacer conmigo: lo que no sé es cómo lograr hacer todo lo que tengo en mente. Lo que me cuesta es hacer una cosa a la vez, con paciencia, aceptar que hay que darle tiempo al tiempo. Acordarme de que estoy yendo por buen camino y debo sólo perseverar. ¡Sólo perseverar! Ahí está el desafío.

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