viernes, 24 de febrero de 2006

Primer mundo


El sábado fui al correo para enviar un pequeño paquete a España. En realidad se trataba de un sobre de esos con burbujitas, que contenía una microcinta, una revista y un abanico. Cometí la osadía de preguntarle a la empleada postal si se podía hacer un envío celere, certificado y con acuse de recibo. La mujer me explicó que habían tres posibilidades: el courrier postal EMS, el correo prioritario o el celere. Le pedí que me dijera cuánto salía el celere y ella llamó a un colega suyo, le explicó el asunto y le dio el sobre. El colega se puso a revisar en unos libros gordos para controlar si el contenido era permitido (“es que hay algunas cosas que no se pueden mandar con celere, sabe...”), pesó el sobre, controló la tarifa y al final me dijo: “ventiocho”. No, era demasiado, así que le dije que mejor la mandaba prioritaria, certificada y con acuse de recibo. Me dijo que no se podía, o era prioritaria o era certificada, no podía ser las dos cosas a la vez. Bueno, dije con un suspiro, a mí me basta con que llegue a destino. La empleada me dijo con una sonrisa enorme que ellos despachaban la correspondencia. Claro. El empleado sacó otro libro gordo con los talonarios para el acuse de recibo y se puso a rellenar los datos usando incluso el papel carbónico. Tardó una eternidad. Y el paquete también tardó en llegar a la destinataria.

Yo pensaba que el problema era simplemente en el correo del pueblo donde vivo, Camisano Vicentino, de 8.000 habitantes. Pero el otro día Benedetta, una amiga que vivía en Imola, me contó que le pasó exactamente lo mismo con el envío que ella también estaba haciendo a la misma dirección, se armó todo un revuelo por un paquetito “al extranjero”. ¡Pero si estamos en la Comunidad Europea! Ella dice que Italia más parece un país desarrollado de África, pero a mí eso me parece excesivo y a hasta un poco ofensivo con los africanos...

Y es que en ciertas cosas Italia es desarrollada, sólo que en general me parece todo un gran embuste, una incontenible manía de guardar las apariencias. Mucho ruido y pocas nueces. Desde afuera, sobre todo desde un país “tercermundista”, esto no se puede imaginar, la imagen que se tiene de Italia es la de un país bello, culto y rico. Se idealiza mucho cualquier país desarrollado, creyendo, o esperando, que en otros lugares se viva mejor, que la gente sea más honrada, más civilizada. Las cosas no son tan sencillas, no hay “mejor” o “peor” en sentido absoluto.

Esta ceguera es provocada por la ignorancia, sea de quien no sabe que de quien no quiere saber. Funciona del mismo modo en la dirección contraria, cuando son los “primermundistas” que miran a los subdesarrollados y no pueden (o no quieren) concebir sus terribles condiciones de vida.

Tal vez nos falta la curiosidad y la inocencia. La mirada nueva e incorrupta de un niño.

1 comentario:

  1. Hola Mariela

    Te escribe Gerson Rivero, desde Santa Cruz. Hace tiempo eh!!!
    La casualidad ha hecho que encuentre tu blog en esta madrugada y me alegra mucho. Hace tiempo que quería saber de vos y bueno, algo ya me enteré a través del blog.

    Para no hacerla larga, mandame tu mail para que te cuente que hago y así nos ponemos al día.
    gersonrivero@hotmail.com

    PD: por si no te acordás de mí, fui un barman frustrado del Ladoscuro, y alumno de filología en la misma condición, je je

    Un abrazo

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